lunes, 6 de abril de 2009

¿Tienes lo que mereces?


Quisiera poder mirar libremente, que al menos esta noche no traiga tu fantasma. Esa sombra que me invade no es más que un recuerdo. El dolor de un amor ¿puede ser olvidado? ¿Tendré que aprender a vivir con él en mi morada? No quiero vivir con el recuerdo de alguien que nunca me amó. Tú recuerdo es de otra, tú amor es de otra, tú sufrimiento es de otra y continuarás así, te pondrás de rodillas suplicando su amor, ¿por qué? Tal vez te recuerde sufrimientos de antaños, esos a los que te acostumbraron a creer que merecías.
¿Mereces algo mejor, es en vano tu causa? Ya no lo pienso, no me corresponde, me expulsaste como perro sarniento, solo por amarte. Es fácil mimetizarse con el torturador, ardua la tarea, imposible diría, de querer algo diferente.
Sé que volviste a la tortura, la pediste, la buscaste como alguien que no sería nada sin ella. Quizás sea la equivocada, mereces la locura maltratante, sentir en carne podría el dolor que causas en las que se atrevieron a amarte. Las desconexiones, los silencios, la lejanía. Tú vida es un espejo que odias y al cuál no puedes resistirte.
Por primera vez deje de pensar, solo sentí. No, no mereces dolerme, no mereces ni una lagrima silenciosa recorriendo mi rostro recordándote. Tú fantasma y mi amor no saben de lo justo. Siguen aquí en eterno maleficio.


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