lunes, 30 de marzo de 2009

Recuerdo de mirada


Amor,
mí amor.
¿Qué hiciste con mí amor?
¿Qué hiciste con el don de su mirada?

Ya no me miras
con el lenguaje del enamorado,
con ese que sentía,
sin tener que verte siquiera.

Con esa mirada,
inmune a las distancias,
a las culpas,
a los pájaros,
hasta a la muerte!

Necesito comprender la metamorfosis
para no duelar en vano.

Necesito que me mires,
que me reconozcas,
aunque este oculta
(en el antifaz de la melancolía).

Guíame en esta oscuridad
hacia su escondite de piedra.

Desátate los ojos!
Y que por favor,
vuelvas a mirarme,
siempre.


domingo, 29 de marzo de 2009

Vana existencia


No hay piel que quiera
cubrir mi soledad.
No hay más que yo.

Pájaros en mi mente,
la pluma no es piel,
no cantan al amor,
me comen, me atraganto.

Deseos fugaces, cenizas,
que solo me asfixian.

¿Cuándo dejaré de esperar
lo que tanto necesito?

¿Hasta cuándo esperaré?

Yo sé, tú sabes,
que mi espera es, ha sido, será,
en vano.
Esperar lo que nunca llega.

Esperar amor no es esperanza,
es morir un poco,
cada día horrendo,
cada noche negra.

¡Despierta mujer!
¡Sal de tu insomnio!
¡Sal a la noche, sal al día!
Quémate tus ojos,
de nada te sirven.

No necesitas mirar,
necesitas que te miren,
que te cubran,
que te descubran.

Comprende,
que no puedes esperar,
que te elijan por amor,
tan solo una vez.

Siempre te faltará algo,
siempre estará la duda,
jugando a la ruleta.


No, ninguna piel quiere
cubrir mi soledad.

Estás sola,
y no puedes culpar,
más que a ti misma.


jueves, 26 de marzo de 2009

DE LOS HILOS QUE SUJETAN LA COMETA


Aquí están mis dominios:
la prueba más palpable de mi infidelidad
al orden natural de la existencia.
Encontré muy temprano
mis propios laberintos,
las sombras que cubren de misterio
las raídas cortezas de los árboles.
Descorro los crepúsculos
de una ciudad perdida entre la niebla
lo mismo que un fragmento
de una historia futura.
Al sol de mi destierro
acaricio el plumaje de los amaneceres,
el vaho entretejido de nostalgia
que tiñe de imposible cuanto miro.
Desde un vitral de insomnio,
dejo mi cuerpo a solas
viendo pasar el mundo
rodando en una lágrima.


Marian Suárez.

Alguien marcó en mis manos, tal vez hasta en la sombra de mis manos, el signo avieso de los elegidos por los sicarios de la desventura. Su tienda es mi morada. Envuelta estoy en la sombría lona de unas alas que caen y que caen llevando la distancia donde quiera que vaya, sin acertar jamás con ningún paraíso a la medida de mis tentaciones, con ningún episodio que se asemeje a mi aventura. Nada. Antros donde no cabe ni siquiera el perfume de la perduración, encierros atestados de mariposas negras, de cuervos y de anguilas, agujeros por los que se evapora la luz del universo. Faltan siempre peldaños para llegar y siempre sobran emboscadas y ausencias. No, no es un guante de seda este destino. No se adapta al relieve de mis huesos ni a la temperatura de mi piel, y nada valen trampas ni exorcismos, ni las maquinaciones del azar ni las jugadas del empeño. No hay apuesta posible para mí. Mi lugar está enfrente del sol que se desvía o de la isla que se aleja. ¿No huye acaso el piso con mis precarios bienes? ¿No se transforma en lobo cualquier puerta?¿No vuelan en bandadas azules mis amigos y se trueca en carbón el oro que yo toco? ¿Qué más puedo esperar que estos prodigios?Cuando arrojo mis redes no recojo más que vasijas rotas, perros muertos, asombrosos desechos, igual que el pobrecito pescador al comenzar la noche fantástica del cuento. Pero no hay desenlace con aplausos y palmas para mí. ¿No era heroico perder? ¿No era intenso el peligro? ¿No era bella la arena? Entre mi amado y yo siempre hubo una espada; justo en medio de la pasión el filo helado, el fulgor venenoso que anunciaba traiciones y alumbraba la herida en el final de la novela. Arena, sólo arena, en el fondo de todos los ojos que me vieron. ¿Y ahora con qué lágrimas sazonaré mi sal, con qué fuego de fiebres consteladas encenderé mi vino? Si el bien perdido es lo ganado, mis posesiones son incalculables. Pero cada posible desdicha es como un vértigo, una provocación que la insaciable realidad acepta, más tarde o más temprano. Más tarde o más temprano, estoy aquí para que mi temor se cumpla.

Olga Orozco.

lunes, 16 de marzo de 2009

Insuficiente


Cito: “La jaula se ha vuelto pájaro”.
Ese entrevero de metal y plumas.
Esa mezcla inaudita que no puede vivir.
Que termine ese chillido en mi cabeza,
que caiga por su propio peso,
que alguien termine este tormento,
de ser a medias,
de nunca ser,
lo que el otro necesita.


Límite


Querer no es poder.
Es solo querer.
No se puede querer sola, siempre.
No se puede con la ecuación
uno mas uno, tres.
Mucho menos se puede
cuando uno es el tres.
Ya no más tres.
No es una amenaza,
es una promesa…


Invisible


Esperar nuevamente.
Este estado de invisibilidad.
¿Hasta cuándo?
¡Quién podrá quitarme esta maldita capa
con la que dicen que nací!

Nacida invisible.
Designio irremediable.
Que se pudra este manto
aunque adentro esté yo.

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