miércoles, 28 de enero de 2009

Darse cuenta


Miro otra vez dentro de mi corazón,
nuevamente, con dos ojos lo miro,
nada encuentro.
Es que ya bebieron mi sangre?
No conforme, confusa, aturdida,
toco, recorro con mis dedos su caverna vacía.
Palpo una herida,
cuyos bordes se abren como flor,
hay otras, donde nadie sabe.
Ahora recuerdo, ellas me fueron anunciadas,
cuando tus ojos me miraron mudos
(en el primer día de tu culpa),
y nombraste tu nombre unido al suyo.
Funestas jugadas del destino?
Mi corazón vacío, tus nombres huecos,
labios llenos de amores apresurados
que solo oprimen el pecho,
collar de lagrimas amargas
que anuda la condena a la garganta…


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