jueves, 26 de marzo de 2009

DE LOS HILOS QUE SUJETAN LA COMETA


Aquí están mis dominios:
la prueba más palpable de mi infidelidad
al orden natural de la existencia.
Encontré muy temprano
mis propios laberintos,
las sombras que cubren de misterio
las raídas cortezas de los árboles.
Descorro los crepúsculos
de una ciudad perdida entre la niebla
lo mismo que un fragmento
de una historia futura.
Al sol de mi destierro
acaricio el plumaje de los amaneceres,
el vaho entretejido de nostalgia
que tiñe de imposible cuanto miro.
Desde un vitral de insomnio,
dejo mi cuerpo a solas
viendo pasar el mundo
rodando en una lágrima.


Marian Suárez.

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